http://www.rae.es/rae.html
Tener un diccionario a mano siempre es importante. ¿ Te cuento un poco cómo surge el crear este Diccionario y por qué es importante ?
Desde 1713 -cuando fue creada por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena- la RAE contó con la "protección real" de la Corona española.
Estos defensores del español no formulan propuestas a los hablantes ni imponen patrones. Por el contrario, velando por las reglas básicas de la lengua -comunes al castellano de España o al de Venezuela-, rastrean el uso de palabras para convenir si su utilización las hace aptas para ser incluidas en la gran familia del idioma.
"La Academia no dicta, sino que da fe" del uso que se hace de la lengua, explicó el vicepresidente de la RAE, Gregorio Salvador.
Es así como los nuevos términos ingresan al diccionario.
El diccionario es, sin duda, la obra más conocida de la Academia. Reeditado en múltiples ocasiones desde el famoso "Diccionario de autoridades" de 1739, esa biblia del idioma "pretende filtrar lo que entra".
Cuando la Academia la analiza, "se supone que la palabra ya está consignada, ya tiene uso", aseguraba Guillermo Rojo como secretario de la RAE.
"El diccionario no hace propuestas, sólo sanciona lo que el uso ha establecido", en palabras de Rojo. La edición de 2001 "ya no es revisada, sino que las academias latinoamericanas participaron en la elaboración", recuerda.
El camino para que una palabra sea aceptada en el diccionario es arduo y comienza cuando la RAE recibe algunas sugerencias de un académico o incluso de personas comunes que hacen observaciones.
"El paso siguiente es llevarla al instituto de lexicografía, que estudia esa palabra", tras lo cual "se elabora una propuesta inicial que va a alguna de las comisiones (humanidades, vocabulario científico-técnico)" que funcionan en la RAE y que estudian el vocablo antes de enviarlo a una Comisión Delegada del Pleno de los académicos.
Estos defensores del español no formulan propuestas a los hablantes ni imponen patrones. Por el contrario, velando por las reglas básicas de la lengua -comunes al castellano de España o al de Venezuela-, rastrean el uso de palabras para convenir si su utilización las hace aptas para ser incluidas en la gran familia del idioma.
"La Academia no dicta, sino que da fe" del uso que se hace de la lengua, explicó el vicepresidente de la RAE, Gregorio Salvador.
Es así como los nuevos términos ingresan al diccionario.
El diccionario es, sin duda, la obra más conocida de la Academia. Reeditado en múltiples ocasiones desde el famoso "Diccionario de autoridades" de 1739, esa biblia del idioma "pretende filtrar lo que entra".
Cuando la Academia la analiza, "se supone que la palabra ya está consignada, ya tiene uso", aseguraba Guillermo Rojo como secretario de la RAE.
"El diccionario no hace propuestas, sólo sanciona lo que el uso ha establecido", en palabras de Rojo. La edición de 2001 "ya no es revisada, sino que las academias latinoamericanas participaron en la elaboración", recuerda.
El camino para que una palabra sea aceptada en el diccionario es arduo y comienza cuando la RAE recibe algunas sugerencias de un académico o incluso de personas comunes que hacen observaciones.
"El paso siguiente es llevarla al instituto de lexicografía, que estudia esa palabra", tras lo cual "se elabora una propuesta inicial que va a alguna de las comisiones (humanidades, vocabulario científico-técnico)" que funcionan en la RAE y que estudian el vocablo antes de enviarlo a una Comisión Delegada del Pleno de los académicos.
Puedes obtener más información en este enlace la la WIKI o de primera mano a través del Enlace que te dejo de la real Academia.
http://es.wikipedia.org/wiki/Real_Academ…
http://buscon.rae.es/draeI/
http://es.wikipedia.org/wiki/Real_Academ…
http://buscon.rae.es/draeI/
El personaje de la foto es PABLO NERUDA ( http://es.wikipedia.org/wiki/Pablo_Neruda). Escribió un poema al que llamó Oda al Diccionario, que yo quiero compartir contigo.
cargador, sistemático
libro espeso:
de joven
te ignore, me vistió
la suficiencia
y me creí repleto,
y orondo como un
melancólico sapo
dictaminé: "Recibo
las palabras
directamente
del Sinaí bramante.
Reduciré
las formas a la alquimia.
Soy mago.
El gran mago callaba.
El Diccionario,
viejo y pesado, con su chaquetón
de pellejo gastado,
se quedó silencioso
sin mostrar sus probetas.
Pero un día,
después de haberlo usado
y desusado,
después
de declararlo
inútil y anacrónico camello,
cuando por largos meses, sin protesta,
me sirvió de sillón
y de almohada,
se rebeló y plantándose
en mi puerta
creció, movió sus hojas
y sus nidos,
movió la elevación de su follaje:
árbol
era,
natural,
generoso
manzano, manzanar o manzanero,
y las palabras,
brillaban en su copa inagotable,
opacas o sonoras
fecundas en la fronda del lenguaje,
cargadas de verdad y de sonido.
Aparto una
sola de
sus
páginas:
Caporal
Capuchón
qué maravilla
pronunciar estas sílabas
con aire,
y más abajo
Cápsula
hueca, esperando aceite o ambrosía,
y junto a ellas
Captura Capucete Capuchina
Caprario Captatorio
palabras
que se deslizan como suaves uvas
o que a la luz estallan
como gérmenes ciegos que esperaron
en las bodegas del vocabulario
y viven otra vez y dan la vida:
una vez más el corazón las quema.
Diccionario, no eres
tumba, sepulcro, féretro,
túmulo, mausoleo,
sino preservación,
fuego escondido,
plantación de rubíes,
perpetuidad viviente
de la esencia,
granero del idioma.
Y es hermoso
recoger en tus filas
la palabra
de estirpe,
la severa
y olvidada
sentencia,
hija de España,
endurecida
como reja de arado,
fija en su límite
de anticuada herramienta,
preservada
con su hermosura exacta
y su dureza de medalla.
O la otra
palabra
que allí vimos perdida
entre renglones
y que de pronto
se hizo sabrosa y lisa en nuestra boca
como una almendra
o tierna como un higo.
Diccionario, una mano
de tus mil manos, una
de tus mil esmeraldas,
una
sola
gota
de tus vertientes virginales,
un grano
de
tus
magnánimos graneros
en el momento
justo
a mis labios conduce,
al hilo de mi pluma,
a mi tintero.
De tu espesa y sonora
profundidad de selva,
dame,
cuando lo necesite,
un solo trino, el lujo
de una abeja,
un fragmento caído
de tu antigua madera perfumada
por una eternidad de jazmineros,
una
sílaba,
un temblor, un sonido,
una semilla:
de tierra soy y con palabras canto.
¿ Sabes por qué Pablo Neruda llamó a su poema ODA ?
Pues te lo cuento yo, a ver si coincides con mi respuesta .
También puedes pensar la tuya primero y después leer la mía.
Sin el trabajo de Alfonso X el Sabio no se entiende la evolución de la Lengua....
Espero que hayas disfrutando aprendiendo más cosas sobre el Diccionario...
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